martes, 27 de septiembre de 2016

¿Por qué se crean los sindicatos?

Un sindicato es una organización que representa los intereses de los empleados ante la dirección en cuestiones tales como los sueldos, las horas de trabajo y las condiciones laborales.  
Los empleados participan en el funcionamiento del sindicato y respaldan sus actividades con las cuotas sindicales, cantidades que pagan para recibir los servicios del sindicato.

La ley protege el derecho de los empleados a afiliarse y participar en un sindicato.
La ley también exige que los empresarios negocien y alcancen acuerdos con los sindicatos en ciertas cuestiones laborales que afectan a los empleados afiliados.
Los empleados se afilian a los sindicatos por distintos motivos. Por ejemplo, en Israel, los empleados se afilian a los sindicatos porque muchos creen en la justicia social que representa el sindicato6. Los empleados en Estados Unidos buscan la representación del sindicato cuando (no están satisfechos con determinadas cuestiones relativas a su trabajo, consideran que no pueden influir sobre la dirección para conseguir los cambios necesarios y ven la afiliación al sindicato como la solución a sus problemas
El mejor aliado de los sindicatos es una mala dirección. Si los directivos escuchan a los empleados, les otorgan cierta voz en las políticas que afectan a su trabajo y les tratan de forma justa, los empleados, normalmente, no sentirán la necesidad de organizarse. Los directivos que ignoran los intereses de sus trabajadores y les tratan de forma inconsistente suelen terminar teniendo que negociar con un sindicato.
Las empresas suelen preferir tener una fuerza de trabajo no organizada. La razón fundamental es que los salarios suelen ser superiores para los trabajadores afiliados, lo que sitúa a las empresas en una posición de desventaja competitiva respecto a sus competidores si éstos no cuentan con un sindicato. Además, los sindicatos limitan la actuación de los directivos con un determinado empleado.
Por ejemplo, un empleado afiliado que trabaja bien no puede recibir una subida salarial por méritos o un ascenso antes que otro empleado más antiguo. Y muchos convenios colectivos definen las responsabilidades laborales específicas de determinados trabajadores, lo que reduce la flexibilidad para asignar el trabajo.
Por supuesto, muchas empresas que cuentan con sindicatos tienen éxito y los sindicatos ofrecen algunas ventajas sociales muy positivas.
Por ejemplo, un estudio ha demostrado que los sindicatos fomentaron la productividad en los hospitales en un 16 por ciento respecto a los hospitales que no contaban con sindicato8. Pero, si pudieran elegir, la mayoría de los directivos preferiría un entorno sin sindicatos.

Los orígenes de los sindicatos de trabajadores estadounidenses
En Estados Unidos, los sindicatos, tal y como los concebimos hoy en día, estaban casi totalmente desprotegidos por la ley hasta 1935. Sin duda, existían organizaciones laborales antes de esa fecha que intentaban, con distintos niveles de éxito, influir y controlar los términos y condiciones de empleo de sus miembros.
El planteamiento del gobierno estadounidense respecto a los sindicatos era muy sencillo antes de 1935: en una economía de libre mercado, las relaciones de trabajo son, fundamentalmente, relaciones entre particulares y tanto el empleado como el empresario son libres de aceptar o rechazar esta relación si la consideran no satisfactoria.
Este planteamiento considera que el empresario y el empleado están en posiciones parecidas de poder: los empleados que consideran que su retribución es injusta, o que sus condiciones laborales no son razonables, tienen la libertad de buscar otro trabajo; los empresarios que están descontentos con el rendimiento de un empleado pueden despedirle.
En la práctica, por supuesto, los empresarios tienen bastante más poder que los empleados individuales. Un importante productor siderúrgico no echa de menos a un empleado que se va porque normalmente tiene una gran oferta de candidatos disponibles para sustituir a esa persona. Sin embargo, un gran empresario puede ser tan importante en un vecindario, una ciudad o una región, que existan pocas o ninguna otra alternativa de empleo.
Las grandes empresas siderúrgicas en Pittsburgh, los productores de automóviles en Detroit, las minas en Appalachia y las empresas de neumáticos en Akron, son ejemplos de empresarios e industrias que dominan sus respectivas regiones.
A principios del siglo xx, algunos de estos grandes empresarios industriales crearon terribles condiciones laborales. Muchos de sus empleados eran inmigrantes en Estados Unidos que tenían escasa cualificación, un nivel de inglés limitado y no disponían de recursos financieros para compensar los efectos de una falta de trabajo. Otros eran americanos que formaban parte de la enorme población que se desplazó de las áreas rurales a las urbanas. Ellos, también, tenían una baja cualificación y pocos recursos financieros. Los empresarios se veían libres para explotar a ambos conjuntos de trabajadores porque había una gran masa desempleada dispuesta a sustituirles. Por ejemplo, los trabajadores siderúrgicos en Pittsburgh trabajaban a centímetros de distancia de hierro candente y láminas de acero, cortantes como una cuchilla, que se movían a toda velocidad.
Durante la Gran Depresión de los años treinta, millones de trabajadores perdieron su tra bajo a medida que los empresarios se veían sometidos a una enorme presión para reducir sus costes de producción. Estas reducciones presionaban todavía más a la clase trabajadora. Fue en este contexto en el que se legalizó la actividad sindical, tal y como la conocemos hoy en día, por la ley Wagner (1935) que intenta igualar el poder de los empresarios y empleados.
De hecho, este objetivo explica gran parte de la respuesta social y gubernamental ante la actividad sindical durante la Depresión y los años posteriores a la Segunda Guerra Mundial. Los sindicatos fueron ampliamente respaldados dada la percepción de la sociedad de que la gente trabajadora tenía muy poco poder.
Hacia finales del siglo xx, sin embargo, la percepción social cambió. Cuando el Presidente Reagan ordenó despedir a los controladores de tráfico aéreo el 5 de agosto de 1981, dos días después de que hubieran iniciado una huelga ilegal, los empleados despedidos recibieron pocas muestras de simpatía del conjunto de la sociedad, probablemente porque se percibía que los sindicatos se habían hecho demasiado poderosos. Esta acción se produjo en medio de un período de drástica disminución de las huelgas en Estados Unidos: de un máximo de 424 en 1974, las huelgas cayeron hasta 34 en 1998.

Sin embargo, como vimos al comenzar este capítulo, los sindicatos están creciendo en algunas áreas como la de la medicina. Además, la sociedad ve bien la actuación de los huelguistas de UPS en su lucha por conseguir más puestos a tiempo completos para los trabajadores a tiempo parciales. A medida que los sindicatos aborden nuevas cuestiones y representen a trabajadores de nuevas profesiones, la percepción social de las actividades sindicales probablemente cambien.


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Referencia 
Recuperado de: http://www.rrhh-web.com/por-que-se-crean-los-sindicatos.html

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